PUBLICADO24.02.2021
Dicen que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer. En el caso de George Balanchine, hubo alguna más. Pero todas y cada una de ellas fue importante para él. Recordemos a una de sus primeras musas.
Alexandra Danilova era compañera de clase de Balanchine: ambos se graduaron del Teatro Escuela Imperial de San Petersburgo (la actual Academia Vaganova) y se unieron al Teatro Mariinsky, pero en 1924 se marcharon del país y nunca regresaron.
A ella se la conoce porque tenía una lengua muy afilada. Por ejemplo, cuando decidieron unirse a los Ballets Rusos de Diaghilev, mientras Balanchine tuvo que hacer la audición para unirse a la compañía, ella simplemente dijo: “Si soy lo suficientemente buena para el Mariinsky, soy lo suficientemente buena para vosotros”.
Choura, como la llamaban sus amigos, era admirada por su chispa (como el champán), su intensa presencia en escena y por tener las piernas más bonitas de la compañía.
Su historia de amor con George acabó pronto, pero siguieron trabajando juntos muchos años; por ejemplo, ella se convirtió en maestra de la Escuela del American Ballet de Balanchine. ¿Quién más podía transmitir la belleza del ballet ruso?
Alexandra Danilova era compañera de clase de Balanchine: ambos se graduaron del Teatro Escuela Imperial de San Petersburgo (la actual Academia Vaganova) y se unieron al Teatro Mariinsky, pero en 1924 se marcharon del país y nunca regresaron.
A ella se la conoce porque tenía una lengua muy afilada. Por ejemplo, cuando decidieron unirse a los Ballets Rusos de Diaghilev, mientras Balanchine tuvo que hacer la audición para unirse a la compañía, ella simplemente dijo: “Si soy lo suficientemente buena para el Mariinsky, soy lo suficientemente buena para vosotros”.
Choura, como la llamaban sus amigos, era admirada por su chispa (como el champán), su intensa presencia en escena y por tener las piernas más bonitas de la compañía.
Su historia de amor con George acabó pronto, pero siguieron trabajando juntos muchos años; por ejemplo, ella se convirtió en maestra de la Escuela del American Ballet de Balanchine. ¿Quién más podía transmitir la belleza del ballet ruso?
