PINTANDO EL MOVIMIENTO
PUBLICADO12.11.2020
Pincel en mano y un objetivo claro: captar la estela que deja el movimiento en el escenario. Eso debía pensar Edgar Degas al encontrarse en el taller y con una nueva escena de ballet en su retina listo para hacerla inmortal al plasmarla en el lienzo.

Aunque no solo la danza fue el motivo que ocupó sus obras, sí podríamos decir que fue el tema que marcó su carrera y le hizo referente de su tiempo; y eso que la primera vez que aparecen las bailarinas en su producción artística, lo hacen de manera tímida, secundaria, al fondo de la composición. Parece cómo si al haber pintado su obra La Orquesta de la Ópera, en la cual se retratan a los músicos, Degas se hubiese fijado en lo que ocurría en el escenario y no hubiese podido dejar pasar la oportunidad de pintarlo, en esta ocasión solo de fondo, y a partir de entonces como motivo principal.

El pintor retrató a las bailarinas en todas las posibles situaciones, extrayendo la esencia de esta disciplina nuestra: a veces las jóvenes aparecen bailando en escena, a veces en el salón de baile, a veces entre bastidores, a veces sentadas en un banco agotadas, a veces preparándose para el ejercicio que van a realizar… Degas fue capaz de apreciar los instantes bellos y no tan bellos que vivían las bailarinas de la Ópera de París, captando el instante como si de una fotografía se tratase.

Al contrario que otros impresionistas que sobre todo pintaban en exterior para captar el efecto de la luz sobre el mundo, Degas se encierra y la luz que ilumina sus pinturas sobre danza es luz de interior. Pero aquí radica la maestría de este genio: Degas pinta el efecto de la luz en movimiento. ¿Y qué mayor movimiento que el de una bailarina de ballet flotando por el escenario?
Concluimos este pequeño homenaje al pintor que dedicó su tiempo y su talento a retratar el ballet, cosa que han realizado muy pocos artistas plásticos, lo cual convierte las obras de Degas en obras únicas y especiales, sobre todo para los amantes de la danza.

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